DECIDIR ES NUESTRO DERECHO: Hombres trans, transmasculinidades y personas no binarias en la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito en América Latina y El Caribe
Por Nicolai Wald
El pasado 28 de septiembre, Día de Acción Global por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, recordamos que el acceso a un aborto seguro no es un privilegio: es un derecho humano. Pero la fecha es solo un recordatorio. Hoy, 3 de octubre, la urgencia sigue más vigente que nunca, porque millones de personas con capacidad de gestar en América Latina y el Caribe aún enfrentan la violencia de la criminalización, la clandestinidad y el estigma.
En gran parte de la región, abortar sigue siendo un delito castigado con penas de cárcel. Lejos de evitar los abortos, estas leyes obligan a realizarlos en la clandestinidad, poniendo en riesgo la vida, la salud y la libertad de las personas gestantes. Según estimaciones internacionales, cada año se practican cerca de 4 millones de abortos inseguros en América Latina y el Caribe, y entre un 10 y un 16 % de las muertes maternas en la región están relacionadas con abortos clandestinos. Estos datos nos recuerdan que la criminalización no salva vidas, las pierde.
Las más golpeadas por este sistema son las personas en situación de mayor vulnerabilidad: quienes viven en la pobreza, en zonas rurales o indígenas, migrantes y racializadas. Pero también las transmasculinidades, hombres trans y personas no binarias, que además de la criminalización enfrentan un conjunto de barreras específicas: la invisibilidad en las leyes y políticas públicas, la discriminación en los servicios de salud y el silencio forzado por miedo al estigma. La consecuencia es una violencia múltiple que nos expone de manera desproporcionada a abortos inseguros y a la negación de nuestra autonomía.
Garantizar el aborto legal, seguro y gratuito significa respetar la dignidad y la vida de todas las personas gestantes, sin importar su identidad de género. Significa reconocer que decidir sobre el propio cuerpo no tiene género. Significa también exigir marcos legales que nombren explícitamente a hombres trans, personas no binarias y transmasculinidades, para que nadie quede fuera de la justicia reproductiva.
Por eso, hoy más que nunca, levantamos la voz: necesitamos sistemas de salud públicos, accesibles y gratuitos, con profesionales formados en diversidad, libres de prejuicios y capaces de garantizar un acompañamiento digno. Necesitamos derogar leyes que criminalizan a quienes deciden, a quienes acompañan y a quienes cuidan. Necesitamos educación sexual integral y acceso real a anticonceptivos.
Nuestros cuerpos, nuestras vidas y nuestras decisiones merecen respeto. La justicia reproductiva debe ser para todes, sin dejar a nadie atrás.
Decidir no es un delito, es un derecho.


Sobre el autor:
Nicolai Wald
Es un activista trans panameño, enfermero y estudiante de derecho, dedicado a promover la inclusión y los derechos de las personas trans. Preside Hombres Trans Panamá y REDCAHT+, y trabaja por espacios seguros, diversidad laboral y equidad en su país y la región.